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24/11/12

CONFLICTO ISRAEL-PALESTINA




El célebre periodista y escritor uruguayo
Eduardo Galeano publicó hoy una columna en la que afirma que el
ejército israelí no mata por error si no por horror. Reproducimos
aquí su columna "GAZA":
Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra
odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza,
que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará
multiplicarlos.
Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación
perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria,
sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a
elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son
castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera
sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el
año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido
Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en
sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde
entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia
es un lujo que no todos merecen.
Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de
Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería
sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelí
usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la
madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel,
gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de
exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia
de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está
borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la
frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay
guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió
Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak
para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras
defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los
almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de
propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución
que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los
palestinos al acecho.
Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las
resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las
sentencias de los tribunales internacionales , el que se burla de las
leyes internacionales , y es también el único país que ha legalizado
la tortura de prisioneros.
¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde
viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de
Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear
impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno
británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la
tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O
esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel
al más incondicional de sus vasallos?
El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a
quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles
se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras
imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y
suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del
descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando
exitosamente en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada
cien palestinos muertos, un israelí.
Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios
masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida
israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también
nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas
atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la
que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
La llamada comunidad internacional, ¿existe?
¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros?
¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se
ponen cuando hacen teatro?
Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más.
Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las
declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas
ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.
Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos.
Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las
manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama
alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada
maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre
europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está
siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que
nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre
contante y sonante, una cuenta ajena.
Escrito: Eduardo Galeano
Editado: RCJ

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