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4/7/12
DISCURSO DE ORDEN DEL DR. VLADIMIR CERRÓN ROJAS CON MOTIVO DEL DIA DEL MAESTRO
Quiero expresar ante todo la felicitación respectiva al magisterio en general, de nuestra región Junín y del Perú.
Es preciso en estos momentos reflexionar sobre la tan importante labor de los educadores de los distintos niveles de la enseñanza. Aquí no pueden existir diferencias entre los maestros de educación inicial y los maestros universitarios, pues la problemática educativa y la misión son la misma, por lo que lejos de magnificar diferencias deben identificarse causales de unidad.
En este honorable día permítanme ustedes hacer un breve análisis del pensamiento del Dr. Pedro Ortiz Cabanillas, reconocido maestro y neurocientífico universitario, quién en una de sus tantas enseñanzas en la universidad sanmarquina nos manifestó acerca de la importancia de la educación y la cultura en los siguientes términos: “La diferencia entre el hombre y un mono está en que el hombre es un ser dual, por un lado está la naturaleza y por otro la cultura. En el animal no existe ese dualismo. Por lo demás, en la estructura física de su cerebro, somos tan parecidos que para la ciencia médica no hay diferencia con los primates”.
Dilucidó también que nuestra sociedad era superior porque había desarrollado el lenguaje, gran instrumento que permitió facilitar la instrucción en las masas. Ahora, si a la instrucción le sumamos lo cualitativo que es la educación, sin duda nuestra sociedad será superior cada vez más.
Paralelizando a Piaget y a Vigotsky, grandes científicos que aportaron a la psicología del aprendizaje, reconoció que la inteligencia era fruto de la naturaleza, pero más aún de la cultura. Por ello el deber ineludible del Estado es crear las condiciones de un medio socio-cultural-ambiental adecuado que permita que el pueblo desarrolle su inteligencia.
Antiguamente el problema de la educación, según el Dr. Ortiz, era ¿cómo se enseña? y ¿qué se enseña?, pues la problemática se justificaba aduciendo malos métodos pedagógicos. Hoy día la pregunta debería ser: ¿quién es el que enseña? y ¿quién es el que aprende?, pues en una sociedad que se desarrolla ante condiciones económicas favorables para algunos y desfavorables para otros, las capacidades del docente y del alumno estarán limitadas según su economía.
El Dr. Ortiz se declaró admirador de Darwin, hasta que le encontró una debilidad. Darwin como científico solamente buscó las semejanzas entre el hombre y el animal, pues no le importaban mucho las diferencias. Pero en este mundo, ¿a quién le importan las diferencias? La respuesta fue: entre otros al maestro. ¿Por qué? Porque tiene que hacer grandes esfuerzos para enseñar a un sujeto que es distinto a otros, cada uno con su dualismo natural y cultural.
Frente a la interrogante: ¿ustedes creen que a los poderosos les interesa la educación de los pobres?, muchos responderán de manera apresurada que no. Pero, el Dr. Ortiz demostró que en realidad si les interesa, les interesa dar y crear una educación y una cultura de baja calidad para las mayorías que les permita seguir siendo minoría privilegiada. Esa es la razón por la que los poderosos en complicidad con alguna prensa escrita o televisiva, el propio Ministerio de Educación y Cultura, aún toleren en nuestra patria programas y escritos masivos de cuestionable calidad pedagógica y moral, facilitando un daño irreversible sobre la mente de nuestras generaciones presentes y futuras.
Por ello, los maestros conscientes de su rol deben asumir comprometerse con la sociedad y sus alumnos, pese a que tengan una desventaja económica muy amplia con respecto a otros profesionales, su compromiso por sobre todo debe ser moral. Porque si no es el maestro, entonces ¿quién? Sabemos que el maestro ha sido abandonado por el Estado históricamente, pero cuando se es profesional y uno no ve las formas y alternativas de hacerse un docente de calidad, sería un doble abandono.
El Dr. Ortiz también manifestó que lo que nos corta las alas para progresar es la corrupción, la pobreza y la injusticia, por lo que debemos transformar nuestras instituciones como sociedades que, mediante una educación ética, se sobrepongan a estas contradicciones. El niño debe ingresar a una escuela fundada en la ética y esa ética debe ser la base sobre la cual el maestro forme al educando.
Pues el proceso de la educación y la cultura es el resultado de todo un largo camino que implica la alta organización de la materia, donde el ser humano va perfeccionando su mente. Quien diga que el hombre apareció sobre la faz de la tierra tan culto como se pretende está en un grave error, todo ha seguido un proceso histórico. Pero no basta la naturaleza o solamente el lenguaje, pues la enseñanza adquirida autodidácticamente puede potenciarse tras la acción genuina de un maestro.
Finalmente, cuando el Dr. Ortiz fue interrogado si todo estaba en manos del maestro, dijo: “Mi única esperanza está en el magisterio. La esperanza no está en la iglesia, en el ejército, no está en los políticos, abogados ni médicos, porque trabajamos con un material hecho. El único que hace el hombre, o que el hombre tenga una conciencia, es el MAESTRO. No hay otra institución”, sentenció. Gracias.
Huancayo, 1 de julio de 2012.
Dr. Vladimir Cerrón Rojas
Presidente Regional de Junín
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